VOLANDO ALTO


Cuando ya tenía en mano el boleto que me llevaría a mi nuevo hometown, pasaron cualquier cantidad de cosas que hicieron que cambiara la fecha del viaje en varias oportunidades. La cuestión fue que en el último cambio la operadora de la aerolínea con la simpatía que las caracteriza (no es sarcasmo), me sugirió que dado mi historial de cambios de fecha convenía que hiciera un Upgrade de mi boleto a First Class, y les confieso que no lo pensé demasiado, siempre quise volar en Business y me dije ¿Por qué no? Me voy por la puerta grande, además de la facilidad que me brindaban para poder llevar la exageración de maletas que disponía. So I did it y les puedo decir que no me arrepiento pues es toda una experiencia, el que lo ha vivido sabe a que me refiero. El hecho que te traten como un rey desde el preciso instante que chequeas en el counter hace la diferencia, luego puedes esperar en los VIP lounge (aunque el de Caracas me decepciono) y te ahorras la cola estresante que se hace antes de abordar (mas aun en Venezuela donde los viajeros les invade una desesperación por montarse antes que cualquiera, porque creen que se van a quedar sin asiento en el avión).


Ya arriba en la aeronave es champagne en vez de jugo, es un plumón en vez de una manta, es un menú en vez de “carne o pollo” esas entre muchas otras comodidades que hacen que valga la pena el gasto, en mi caso hasta la angustia rutinaria antes de cada viaje desapareció, simplemente disfrute de la comodidad de volar como pocos.

Mi recomendación de viajar aunque sea una vez en First es total y no entra en discusión. La cuestión es que después no vas a querer volar más nunca en turista. 

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